EXPERIENCIAS. Los premiados del Festival contaron cómo realizan sus videos
Liliana Colanzi
Ninguno de los dos la tuvo fácil, pero se obstinaron en ganarle a 150 trabajos y lo consiguieron. María Antonieta Prest, de la Escuela Audiovisión, y Álvaro Olmos, de la Universidad Católica Boliviana de Cochabamba, son los directores de los videos que se impusieron en el Festival Nacional de Video Universitario (Fenavid),que concluyó el 4 de octubre. Los jurados no se lo pensaron mucho y concedieron el premio por unanimidad.
Jugando a matar, el trabajo de María Antonieta Prest, es un spot de 45 segundos cuyo mensaje es "las guerras no están en nuestras manos, los niños sí".
Algunos espectadores creyeron que el grupo realizador había copiado imágenes de películas bélicas, pero Prest indicó que todas las escenas fueron recreadas, en ocasiones empleando recursos inusuales. Un médico les sugirió que usaran ketchup con agua para aparentar sangre; las armas y los cascos fueron de juguete, y el tanque que aparece en primer plano hacia el fin del spot no es más que un tanquecito de plástico colocado muy cerca de la cámara para simular gran tamaño. Todos estos menesteres parecen un encargo muy divertido, pero no lo son.
Esos 45 segundos le tomaron a un equipo de diez personas dos meses de planificación y furioso trabajo. "Repetíamos las escenas una y otra vez, desde distintos ángulos", cuenta Prest, que grabó la mayor parte de las escenas en las Lomas de Arena. " AIgunos me preguntaban: ¿Cómo vamos a ganarles a los de Diakonía o a los de la Catolica?' Pero yo les decía que participaríamos para ganar." El trabajo en equipo, el apoyo de sus profesores, la disciplina y una profunda autoexigencia fueron los se- cretos de estos jóvenes, que rondan los 20 años. Ésta ha sido la primera producción de Prest y el éxito alcanzado la ha animado a continuar por el camino del audiovisual
Por su parte, Álvaro Olmos empezó a interesarse en las producciones durante las vacaciones de invierno del año pasado.Aburrido, sin saber qué hacer, tomó una cámara y se dedicó a grabar, junto a sus amigos, su primer largometraje. Así nació la productora Dream On, compuesta por ocho jóvenes que tienen claro que no van a dedicarse a la publicidad, sino que piensan integrar las nuevas generaciones de cineastas nacionales.
Dream On ha realizado una veintena de producciones, entre documentale
largos, medios y cortome-
trajes, entre ellos "Sin salida". Esta minificción de tres minutos muestra a un joven atrapado en el mundo de las drogas, que consigue vislumbrar una vía de escape.
"Queremos contar historias rompiendo los esquemas tradicionales", afirma Olmos,que prefiere la imagen a los diálogos.
Dream On ha reunido su equipo audiovisual con el esfuerzo de todos. Olmos, que trabajaba en una empresa de publicidad, se compró una cámara handy- cap, un trípode y un carrito (dolly) otros amigos vendieron sus cosas o ahorraron para conseguir islas de edición, reflectores y más cámaras.
Hada, Dream On recibe encargos para la realización de documentales y exhibición despedidas obras en las sus de instituciones culturales en el canal 2. Este último les ha encargado una miniserie.
Un video con apoyo, otro independiente
La gran diferencia entre María Antonieta Prest y Álvaro Olmos radica en que, mientras que ella obtuvo todo el apoyo por parte de los docentes, el segundo percibe que la universidad le puso barreras.
Ángel Zapata, docente de Audiovisión, se mostró orgulloso por el desempeño de sus alumnos, que ganaron seis premios en el Fenavid. Él también tiene como objetivo romper con el lenguaje convencional, "pero los estudiantes son conscientes de que no pueden romper un lenguaje cinematográfico si antes no lo dominan". Desde el inicio de los - 6 visión manejan las cámaras y pueden dar rienda suelta a sus ideas creativas. Conciben la figura del profesor como una fuente de consulta y un supervisor, no como un censor. Pese a que el grupo de Prest tuvo que buscar equipos audiovisuales por su cuenta, porque Audiovisión no tenía los adecuados, agradece la motivación de los docentes y la posibilidad de desarrollar sus propios proyectos.
Alvaro Olmos partió de una motivación personal independiente de las exigencias de su universidad, la Católicà Boliviana de Cochabamba. Sin embargo, la universidad le cedió un espacio para exhibir su primer largometraje."La sala se llenó. Cobramos la entrada porque teníamos que pagar a un amigo que había trabajado con nosotros. La universidad me abrió un proceso por cobrar y me quisieron expulsar", señaló.
El Deber - Escenas
12 de octubre de 2003
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